Los callos son partes de la piel endurecidas y engrosadas que se forman cuando la piel está sometida a una presión excesiva. Suelen producirse en los pies, haciendo que incluso una actividad sencilla como caminar sea compleja y dolorosa. En casos más raros podemos verlos aparecer en las manos.
Hay ciertas diferencias que determinan el tipo de callo y, por tanto, también las formas de tratarlo.
En este artículo, queremos ayudarte a entender qué las causa y cómo combatirlas eficazmente con las herramientas adecuadas. Siga leyendo.
Las principales causas de los callos
Si has notado una zona de la piel más dura, áspera y de color amarillo, significa que se ha desarrollado un callo. Pueden aparecer callos:
En el pie, especialmente alrededor del talón o bajo el antepié;
En las palmas de las manos;
En los nudillos.
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Los callos suelen ser más grandes que las callosidades y tienen bordes menos definidos. Además, como la piel es generalmente muy gruesa, también se vuelve menos sensible al tacto que el resto de la piel.
Los callos se desarrollan cuando se frota la piel contra algo: un zapato, el suelo, una superficie ósea. Y es por ello que generalmente aparecen en la planta del pie, en la parte delantera ya que es la zona que tiene que soportar el peso del cuerpo al caminar.
Los deportistas, por ejemplo, se encuentran entre los más expuestos, por lo que es fundamental saber cómo prevenir y combatir los juanetes. Además del roce y la actividad física, hay otras causas que conducen al desarrollo de callos. Entre los principales podemos encontrar:
Actividades que requieren el uso repetido de objetos sin la protección adecuada (por ejemplo, el uso de raquetas o de un martillo);
La reducción del tejido adiposo, especialmente en las personas mayores;
Usar zapatos y sandalias sin calcetines, así como llevar calcetines demasiado apretados o demasiado flojos;
Pieles secas que no están bien hidratadas.
Por lo general, se recomienda acudir al médico cuando los callos empiezan a doler mucho y se inflaman. Especialmente en personas de riesgo, diabéticos o con problemas de circulación, es conveniente acudir al médico cuanto antes, ya que una simple lesión puede provocar una úlcera mucho más compleja de tratar.
Prevención de los callos
Antes de centrarnos en cómo tratar los callos con las herramientas adecuadas, queremos ayudarte a prevenir su aparición. Prevenir los callos es sencillo, sólo hay que prestar atención al cuidado de los pies y, sobre todo, a la elección del calzado.
Recuerda secar completamente los pies después de lavarlos y aplicar una crema hidratante específica para esta parte del cuerpo. Utilice una piedra pómez o una lima para pies con regularidad y elimine suavemente cualquier endurecimiento antes de que sea demasiado tarde.
El calzado es el principal sospechoso de desarrollar callos. Elige un calzado cómodo que se adapte perfectamente a tu pie. Recuerde también ir a comprar zapatos por la tarde, ya que su pie empezará a hincharse más y más a lo largo del día. Puedes reconocer el zapato adecuado por algunas señales: los dedos deben poder moverse libremente dentro del zapato y debe quedar un pequeño espacio entre la punta del zapato y el dedo gordo.
Por último, no pienses que el dolor de pies es normal. Cuando aparezcan los primeros síntomas, acuda inmediatamente a un podólogo o a su médico de cabecera, que podrá remitirle a un especialista.
¿Cómo tratarlos de forma correcta?
En el caso de pacientes con diabetes o trastornos circulatorios, es conveniente hablar con el médico antes de emprender cualquier tratamiento por cuenta propia.
Si, por el contrario, no tienes problemas de salud, puedes seguir unos sencillos consejos para curar los callos:
Tenga cuidado cuando utilice callos líquidos o parches medicados a base de ácido salicílico. Estos pueden irritar la piel sana y causar infecciones.
Lávese las manos y los pies con agua tibia y jabón para ablandarlos y eliminar más fácilmente la piel engrosada.
Recuerda eliminar el exceso de piel sin cortarla, sino frotando con una piedra pómez o una toalla hasta eliminar la primera capa de piel.
Hidratar la piel con una crema específica para mantenerla suave.
Utiliza calcetines y zapatos cómodos, con plantillas ortopédicas y fabricados con materiales de calidad que no sobrecarguen el pie.
Finalmente, el último consejo que nos gustaría darte es que utilices almohadillas protectoras que te permitan aislar la zona dolorida y hacer que la curación sea más fácil y rápida.
En nuestro sitio puede encontrar todo lo que necesita para tratar los callos y recuperar el bienestar de su cuerpo. Visite la página de patología de las extremidades inferiores y elija la órtesis de pie que mejor se adapte a sus necesidades.